Abuelos y divorcio, ¿y los nietos?
Cuando una pareja llega al final de su ciclo de relación, supone un gran cambio para las familias extensas de ambas personas, se pierden relaciones de años que se han ido forjando de mejor o peor manera, pero son fin y al cabo «una parte de la familia».
Si hablamos de divorcios con hijos, ya la ruptura es diferente al existir razones suficientes para mantener el contacto por el bien de los hijos en común, sin embargo, la posición de los abuelos ante los divorcios es muy diversa e incluso muy dolorosa.
Muchos abuelos se ven inmersos en un conflicto de divorcios en los que solamente quieren que sus nietos no sufran ni que ellos se vean perjudicados, desean que ese hijo o hija sea feliz, consiga el equilibrio y pueda rehacer su vida.
En no pocos casos, los abuelos son también afectados por los procesos de divorcios y se ven limitados sus derechos de contacto con los nietos, ya sea por una mala relación con sus propios hijos como por mala relación con las ex parejas, sin olvidar los casos donde uno de los progenitores no puede tener contacto directo con los hijos (ordenes de alejamiento, denuncias por violencia de género en vía de instrucción y el juez determina amparado en la ley de protección a la infancia (Ley 8/21) que el progenitor no puede tener régimen de visitas a su favor hasta que se investigue o se valore la situación, lo cual puede tardar varios meses.
Y los abuelos? esas personas que han cuidado de los nietos cuando los padres no podían por circunstancias laborales o de salud, que saben todos sus horarios, que son cómplices de sus nietos, que los han visto crecer…
La triste realidad es que esos abuelos se ven totalmente excluidos de las medidas de visitas a los menores y tienen como única vía de acceso a los nietos, demandar régimen de visitas a favor de ellos o intentar llegar a una mediación con el progenitor custodio para que les permita estar con los menores.
La ley se ampara en el «Bienestar superior del menor», pero en muchas ocasiones olvida que ese bienestar también pasa por mantener la relación, contacto y cuidados de los abuelos tanto por parte del progenitor custodio como del no custodio o al que se le ha privado de RV, siempre que sean circunstancias que no supongan un riesgo para los menores.
Llegar a un acuerdo entre la partes siempre es mejor que un sentencia, es tener la oportunidad de comunicarnos como personas civilizadas, pero sobre todo, como personas que han querido y quieren mucho a ese menor.
A nivel profesional he estado como psicóloga de un abuelo que ha perdido el contacto con sus nietos y como forense en la valoración de los abuelos sobre sus competencias para mantener un trato sano con los menores.
En ambos casos hay mucho amor hacia los nietos y sobre todo, mucha capacidad para separar el conflicto de los progenitores de la relación con los niños.
Comunicarse, recordar quién ha ayudado, quién ha dado la mano y quién lo seguirá haciendo por el bienestar superior del menor.
Si tienes dudas sobre qué pasaría en tu caso, háblalo con tus familiares, ellos qué piensan sobre cómo actuarían en esos supuestos. Dejar clara nuestra postura.